Estuvo convencido durante tanto tiempo de que los movimientos de sus estilos le darían un acto adecuado, creía que mutando entre varias arterias se convertiría en un copa transparente, que sus pupilas ávidas de c@lor le mostrarían hasta mucho mas allá. Metió en un saco dos tijeras, una bola de oro y su pendrive con los éxitos musicales de su molde primario, antes de convertirse en una esponja de sonidos y partió hacia tierras lejanas, por allá donde se reúnen los últimos predicadores, aquellos que ya no le hablan a nadie, y con la frente en alto comenzó su caminar.
Entre tanto descubrió tanto que se fué volviendo sencillo, su andar se hizo mas calmo y su mutar mas armónico, un día vió un huerto; caminó entre unas matas de algo que sabía era bueno y en la puerta un fulgor lleno de creacionvidarteaguavientofuegotierra le empapó de sí mismo, comprendió que había llegado.
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